Hoy no
siento deseos de tu cuerpo,
ni de tu
piel, ni de tus caricias,
ni de las
sacudidas de tu sexo,
ni de tus
manos recorriéndome,
deteniéndose
en mis senos...
Hoy no
ambiciono tus besos,
ni el
contacto de tu humedad,
como
gotas de rocío en tu pecho,
ni tu
sabroso néctar eyaculado,
éxtasis
para mis labios abiertos...
Vi tu
tristeza y tu padecimiento,
me
alcanzó tu mirada abatida,
sin el
reflejo de otros tiempos,
confío en
tu grande fortaleza,
para
incorporarte, bien enhiesto...
Tienes en
mí, el azul firmamento,
en mis
ojos color de esperanza,
todo el
apoyo y todo el sosiego,
también
la fuerza que me diste
con tu
amor y tu entrenamiento...
Son tuyas
mi alegría llena de cielo,
mi
energía, mi vitalidad, mi fe,
bébelas
como retazos de viento,
y camina
sobre la alfombra verde,
sembrada
con mi alma y su eco...
Hoy no
siento deseos de tu cuerpo,
ni de la
avidez de tus pasiones,
sino de
tu alma, llena de reflejos,
y de una
sonrisa dulce y blanca,
con aroma a agua, como
premio...
ålgåmå®înå
setiembre de 2006