La que habla no soy yo,
sino tu alma mi Señor,
lo que mi corazón siente,
es la totalidad de tu voz,
el temblor que me recorre,
es la armonía de tu canción.
El turbio sonar de tormentas,
que a veces escucho y siento,
también está, como cuchillos,
tu amplio pecho partiendo,
mis quejumbres, mis angustias
son tus gélidos inviernos.
Somos carne y hueso,
ilusión, humo, espiga,
intensa fragua de metales,
aromas silvestres,espinas,
Vuelo de aves,marcas de fuego,
la noche y la luz del día.
Eres mi Dueño, y yo,
un racimo en tus manos,
una fruta madura y un bote,
a tu puerto amarrado,
eres el lucero, besándome
mis ojos iluminados.
Soy de tu propiedad y tuya,
hasta el último grito,
te beso los pies, después
de cada rebelde alarido,
que castigas, como un Sol,
de firme negro infinito.
Somos esencia y sustancia,
tierra, oxígeno, mar y cielo,
Somos uvas, trigo y algas,
rayos, remansos y esteros,
Somos más que eso,donde hay,
un solo te amo y te quiero !
ålgåmå®înå
octubre de 2005